Puede que hayas oído hablar con anterioridad del fenómeno USB Dead Drops, pero para los que no, hablamos de una red de memorias USB ocultas en lugares públicos mediante las cuales las personas pueden compartir archivos sin tener que recurrir a Internet. La iniciativa lleva varios años en funcionamiento y en nuestro país también se pueden encontrar muchas de ellas en nuestra calle. Te mostramos dónde tienes la más cercana y que riesgos puede conllevar utilizarla a la hora de copiar todo tipo de datos que han podido dejar ahí otras personas.
¿Te imaginas compartir textos, fotografías, música o vídeos conectando tu portátil o dispositivo móvil a una USB oculta en la calle? Esto es algo que ya es posible en todo el mundo gracias a la red USB Dead Drops en la que se han registrado ya más de 1.600 lápices USB que se encuentran ocultos a plena vista. Con cierto aire de clandestinidad, a través de la web Deaddrops.com podemos rastrear la ubicación de estas unidades de memoria para transferir de manera anónima y sin conexión a Internet archivos a otros usuarios. La cuenta oficial en Twitter de su creador nos informa cada día de las nuevas USB que se incorporan a esta red mundial.
Consulta la memoria USB Dead Drops más cercana
Esta red urbana está siendo ampliada desde 2010 por numerosos usuarios que han instalado de manera altruista una memoria USB cubriéndola con cemento o encajándola en el mobiliario público para dificultar su robo. El único requisito es incluir dentro del USB un archivo con las instrucciones del proyecto y registrar en la web su situación, capacidad y nombre que le hayamos dado a la unidad.
España cuenta con decenas de estas memorias USB repartidas por su geografía y para saber dónde están situadas es preciso acceder al mapa facilitado en la web de la iniciativa. A través de ella podemos buscar la ciudad que deseemos en su buscador, listar los USB por países (localizando a España por las siglas ES) y comprobar si sigue en activo o ya ha sido dañada, retirada o robada, algo que lamentablemente sucede de manera frecuente. También se indica los gigas de capacidad de la misma y su fecha de creación, pero lo más importante es poder comprobar a través de la dirección, el callejero y las fotografías, dónde se encuentra con exactitud.
Conviene tener en cuenta que estas memorias USB no están controladas ni vigiladas de ninguna forma y es posible que algún usuario haya instalado malware en algunas de ellaspor lo que aventurarse a compartir sin una protección antivirus adecuada es algo temerario. Por ahora, el proyecto sigue en marcha liderando el movimiento del P2P offline.